El Viaje del Fénix
Catrio, un fénix legendario, decidió emprender un viaje hacia la cúspide de la montaña más alta. Allí, meticulosamente, labró su nido: un entramado de ramas y hierbas aromáticas dispuestas con precisión para echar su cuerpo cómodamente. Su plumaje dorado resplandecía con una belleza inigualable, pero ocultaba dolores y cicatrices que lo lastimaban, señales del duro vivir en un entorno inhóspito y desafiante, que pesaban en su corazón con una tristeza profunda.
Estando en la cima, contemplando el paisaje, decidió que era el momento de despedirse en aquel lugar mágico. Desde lo alto, divisó el río, donde experimentó un encuentro especial que le llenó de amor y paz. Hacia la derecha, el bosque de pinos le enseñó el poder de la manada, un acecho inesperado le infligió las heridas más profundas. A su izquierda, la colina ofreció las mejores grosellas y zarzamoras que había probado, mientras que detrás, el bosque azulado le provocó una sensación de fracaso y lamentó no haber vencido ese miedo para explorar más allá.
Al mirar al cielo, el sol le bañó con su luz y calor, y Catrio, agotado por sus cicatrices y dolores, sintió la necesidad de descansar. Invocó las llamas, y al arder, contempló una amalgama de luces y sombras que le pareció hermosa. Entendió entonces que esa dualidad era parte de su naturaleza. En ese instante de revelación, comprendió que su resplandor dorado emanaba de abrazar su historia y permitirse renacer de las cenizas.
Con esa comprensión, se consumió en llamas, dejando sólo cenizas que brillaban con un resplandor único. Seguidamente como un milagro, en un remolino de chispas, emergió Catrio, más brillante y ligero que antes. Se contempló a sí mismo, en paz, y entendió que debía morir para renacer con más fuerza y volver a comenzar. Con renovada convicción, alzó vuelo hacia un nuevo horizonte, seguro de que lo mejor estaba por venir.
Luces y Sombras: Aceptando la dualidad
Este es un cuento reflexivo sobre el amor propio, que abraza luces y sombras, haciéndonos únicas e irrepetibles. La meta es tomar una decisión: buscar el equilibrio, incluso en las circunstancias más desafiantes. Las luces representan todo lo que consideramos bueno o positivo: nuestras cualidades, esos mejores días, experiencias gratificantes y emociones agradables que nos desconectan de la realidad. Las sombras, en contraste, engloban lo negativo: nuestros defectos, fracasos, experiencias adversas, incomodidades y emociones desagradables.
Renaciendo a una Mejor Versión de Nosotras Mismas
Si es necesario morir para renacer como una mejor versión de nosotras mismas, entonces bienvenida sea esa muerte. Siempre estaremos en un continuo cambio, pero tú tienes el poder de decidir qué tipo de cambio deseas para tu vida. Tú decides cómo llevar esas cicatrices y dolores, y qué relevancia darles en tu fantástica vida. Recuerda que la experiencia de vivir es un regalo, con fecha de inicio y final. En ese lapso de tiempo, posees muchas opciones, y está en tus manos decidir cómo vivirlo.
Visualízate como si tu vida fuera una película, donde tú eres la protagonista. ¿Cómo te ves? ¿Te agrada lo que ves? Y si no es así, ¿Qué vas a hacer para que te guste con pasión? La vida es una sola y es mejor si la vives con ikigai en tu interior.